En un post anterior, ya hablé sobre la relación entre la masculinidad y el consumo de carne, y por qué Provacuno dirigió a los hombres su campaña para promover el consumo de carne de vacuno.
En todo el mundo, el consumo de carne es superior en hombres que en mujeres. La carne se considera un alimento masculino, mientras que alimentos más “ligeros”, como los lácteos, las frutas y las verduras son vistos como típicamente femeninos (1,2).
Estas diferencias de percepción de los alimentos se han observado incluso en la infancia. En varios estudios, los resultados han mostrado que las niñas comen más frutas y verduras, mientras que los niños eligen más la comida rápida, la carne, los embutidos y el pescado (3).
Visto así, parece que el hecho de que existan hombres veganos desafía los estereotipos ligados a la masculinidad y la alimentación. Sin embargo, ¿cómo construyen los hombres veganos su identidad masculina? ¿Ser vegano es sinónimo de ser aliado feminista?
La paradoja de la carne: ¿normal, natural y necesaria?
La mayoría de las personas se definen como amantes de los animales. Sin embargo, también es mayoritario el consumo de carne en el mundo. Esta contradicción se conoce como la paradoja de la carne, y tenemos varias estrategias para eliminar la disonancia cognitiva que supone: evitar hablar de ello, disociar los animales de su carne, rechazar nuestra propia responsabilidad… (2).
Melanie Joy, en su libro Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas menciona tres estrategias mentales empleadas por las personas que desean comer carne para justificar su consumo, que se conocen como las tres N:
- Comer carne es normal: es lo que siempre se ha hecho, es la costumbre y la tradición.
- Comer carne es natural: forma parte de nuestra biología humana.
- Comer carne es necesario: no podríamos vivir sin los nutrientes que contiene la carne.
Otros autores proponen una cuarta N (nice), que sería el placer sensorial que nos provoca el consumo de carne.
El género, again
Aunque estas estrategias son generales, se han observado diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a la justificación del consumo de carne.
Mientras que las mujeres tienden más a evitar pensar en la relación entre la carne y los animales, los hombres suelen rechazar directamente el sufrimiento animal, mencionan más a menudo los beneficios para la salud del consumo de carne o bien justifican el dominio de los seres humanos sobre los animales (2).
Algunos estudios muestran que las mujeres nos mostramos más críticas con el consumo de carne, lo cual justifica por qué alrededor de un 75% de los activistas por los derechos de los animales son mujeres: en general, se ha visto que estamos más preocupadas por la ética animal y somos más sensibles a la matanza de animales para consumo humano.
En otro estudio, las mujeres mostraban más emociones negativas hacia la carne que los hombres, y cuando se exponía a los participantes (hombres y mujeres) a datos sobre la relación entre la carne y los animales, ellas respondían de forma más negativa (2).
Ser un hombre ☹ vs. ser un hombre 😊
En una sociedad en la que el consumo de carne está incentivado en los hombres, y teniendo en cuenta que la masculinidad requiere ser continuamente reforzada, ser un hombre vegano claramente desafía el statu quo. La literatura sostiene que los hombres utilizan la comida para adherirse y reforzar su masculinidad: la carne sería, por lo tanto, una forma de demostrar su estoicismo y su virilidad (1).
En un estudio en el que se realizaron entrevistas a 20 hombres veganos se observó, a través de de su discurso, que rechazaban muchos de los valores de la masculinidad tradicional y eran conscientes de que a las mujeres se nos empuja a expresar más compasión hacia los animales (1).
Estos hombres adoptaban rasgos y valores asociados con la feminidad, es decir, expandían lo que significa “ser un hombre” para incluir facetas no incluidas en la masculinidad tradicional. La investigadora llamó a esto masculinidad híbrida (1).
La masculinidad híbrida, en realidad, consiste en añadir aspectos típicamente femeninos a la representación y la identidad de género masculina. Cada hombre construye su propia identidad, añadiéndole los valores asociados al veganismo (empatía, compasión, etc.).
No todo es tan bonito como lo pintan.
Visto así, podría parecer que todo es una buena noticia para las mujeres. Al fin y al cabo, los hombres que rechazan comer carne están desafiando los estereotipos de género, ¿verdad?
Pues igual no tanto.
En primer lugar, los hombres veganos del estudio cuestionaban y criticaban los valores de la masculinidad tradicional, pero se colocaban a sí mismos fuera de ese constructo del género. Para ellos, ser hombre era sinónimo de ser humano. ¿Qué problema hay con esto? Pues que solo aquellos que no se ven perjudicados por las desigualdades en base al sexo pueden permitirse no verse a sí mismos como hombres (1).
En segundo lugar, a pesar de todo su discurso contra la masculinidad tradicional, todos seguían adheridos a ciertos aspectos de la masculinidad tradicional. Es decir, adoptaban principios considerados femeninos, pero lo hacían como expresión última de lo que es ser un hombre.
Ser vegano, y muy macho
En efecto, ser un hombre vegano supone enfrentarse a los mensajes de la sociedad, que buscan precisamente la conducta contraria. Para los participantes en las entrevistas, ser capaces de sobreponerse a esa presión social y mantenerse firmes en sus convicciones era una señal de lo fuertes y valientes que eran. Valores, en definitiva, arraigados en su imaginario como típicamente masculinos.
Eran, por lo tanto, tan machos que podían permitirse ser veganos sin tener que poner los estereotipos de género en entredicho.
Así que, ¡sorpresa!: los hombres veganos del estudio (1), a pesar de ser conscientes de que la masculinidad tradicional es tóxica y les impone unos valores poco asociados con el veganismo, se las arreglaban para incluir esos mismos valores en su identidad de hombres veganos. Doble tanto: soy vegano, pero también soy muy macho, no te creas.
Esto viene a significar que, si no hay una voluntad explícita de deconstrucción los estereotipos de género, ser vegano no es sinónimo de estar más concienciado sobre las desigualdades de género.
Veganos y fuerza física.
Como ya sabemos, siempre se ha visto la carne como un alimento imprescindible para los hombres porque les permite seguir siendo fuertes y viriles, y para saciar su hombre y mantenerse saludables.
Ahora bien, ¿qué otro recurso utilizaron los hombres del estudio para reforzar su identidad vegana y masculina? Pues recalcando cómo el veganismo les ayudó a mejorar su condición física: muchos de los hombres entrevistados hicieron énfasis en que, desde que siguen una dieta vegana, su rendimiento y su fuerza física son mayores.
El hecho de que haya atletas profesionales abiertamente veganos es sinónimo de que es posible mantener la fuerza y la apariencia tradicionalmente masculina siendo vegano. Algo que, de nuevo, refuerza los estereotipos de género.
El veganismo mola porque ahora hay más hombres.
A pesar de ser mayoría dentro del movimiento, varias investigaciones han mostrado que las mujeres se han visto silenciadas en del activismo vegano. Esto es así porque la presencia de hombre se considera imprescindible: cuantos más hombres haya, más credibilidad tendrá (1).
Los hombres del estudio que mencionaba arriba plasmaban esta creencia en sus discursos. A pesar de ser conscientes de que el activismo vegano menosprecia las voces de las mujeres, al mismo tiempo consideraban positivo que hubiese hombres dentro del movimiento, ya que eso atraería a otros hombres.
Podría parecer que los hombres solo consideran algo aceptable cuando otros hombres lo validan. Al parecer, para ellos un movimiento mayoritariamente femenino solo comienza a ser creíble cuando hay hombres que lo secundan. Is this privilegios again?
Aparentemente, alguien que es consciente de la explotación de los animales debería estar concienciado también sobre las desigualdades que sufrimos las mujeres. Nada más lejos de la realidad, como muchas mujeres veganas ya han podido apreciar.
Amiga vegana o vegetariana que me lees, no te sientas desesperanzada. Déjate arropar por tus compañeras de movimiento, crea vínculos con otras mujeres y con aquellos hombres que escuchen tu voz. Solo así el movimiento cambiará.
En qué se basa todo esto
1. Greenebaum J, Dexter B. Vegan men and hybrid masculinity. J Gend Stud [Internet]. 2018;27(6):637-48. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1080/09589236.2017.1287064
2. Dowsett E, Semmler C, Bray H, Ankeny RA, Chur-Hansen A. Neutralising the meat paradox: Cognitive dissonance, gender, and eating animals. Appetite [Internet]. 2018;123:280-8. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.appet.2018.01.005
3. Modlinska K, Adamczyk D, Maison D, Pisula W. Gender differences in attitudes to vegans/vegetarians and their food preferences, and their implications for promoting sustainable dietary patterns-A systematic review. Sustain. 2020;12(16):1-17.