¿Por qué es importante hablar de dietas sostenibles?
Como ya expliqué en mi post sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la sostenibilidad es un concepto que engloba no solo la dimensión ambiental sino también la económica y la sociocultural.
Según los datos de la FAO, en 2050 seremos más de 9 000 millones de personas en la Tierra, y necesitaremos producir un 60% más de alimentos que en la actualidad (1).
Si estás pensando que para 2050 queda todavía mucho, te diré que quedan solo 30 años, tiempo en el que algunos de nosotros ya habremos tenido hijos y estaremos en la mediana edad. Algunos puede que seamos incluso abuelos.
Echando la vista atrás, vemos que el desarrollo de la agricultura en las últimas décadas ha permitido dar de comer a la población mundial y ha posibilitado que muchas personas salgan de la pobreza. Sin embargo, este progreso ha traído consigo consecuencias sociales y ambientales negativas: hemos perdido biodiversidad, ha aparecido escasez de agua en muchas regiones, los suelos se han degradado, se han perdido poblaciones de peces y de bosques y ha habido un aumento de la emisión de gases de efecto invernadero (1).
La producción de alimentos emite el entre el 20 y el 35% de los gases de efecto invernadero totales que se vierten a la atmósfera, ocupa el 40% de la tierra libre para cultivar del planeta y provoca contaminación del suelo y del agua debido al exceso de fertilizantes. También es la mayor responsable de la pérdida de biodiversidad (2).
Debido a esto, el rendimiento de la producción de alimentos se ha reducido en muchas zonas del planeta. Es decir, la fertilidad de la tierra en esas regiones es menor.
Con ello, más del 800 millones de personas pasan hambre en el mundo, y uno de cada tres habitantes de la Tierra sufre malnutrición (1). En el extremo contrario encontramos la epidemia de sobrepeso y obesidad: en 2016, más de 1900 millones de adultos tenían sobrepeso, de los cuales más de 650 millones eran obesos. Estamos hablando de que la cantidad de personas con obesidad es de casi 14 veces la población total de España.
Casi ná.
Es decir, las desigualdades y el desequilibrio en el sistema alimentario han llevado a las poblaciones mundiales a una situación en la que el número de personas con sobrepeso u obesidad es mayor que el de personas que pasan hambre.
En un contexto así, comprometerse a llevar una alimentación saludable y sostenible es beneficioso no solo para nosotros mismos y nuestra salud, sino también para el planeta y para las personas que habitarán en él las próximas décadas. Los países de altos ingresos necesitamos realizar cambios en nuestra dieta para reducir la presión medioambiental sobre el planeta.
Qué es una dieta sostenible.
Según el Comité Asesor de las Guías Alimentarias de EEUU, el DGAC, una dieta sostenible es aquella que “promueve la salud, el bienestar y la seguridad alimentaria para la población actual mientras que sustenta los recursos naturales y humanos para las generaciones futuras” (3).
La EFAD (Federación Europea de Asociaciones de Dietistas), por su parte, sostiene que las dietas con bajo impacto ambiental incluyen “alimentos vegetales mínimamente procesados y frescos, grasas vegetales de origen sostenible, pequeñas cantidades de productos de origen animal mínimamente procesados, agua de corriente como bebida principal y muy poco desperdicio de alimentos” (4).
Según el informe sobre dietas saludables y sostenibles de la FAO y la OMS (2), lo más importante es realizar una transición hacia dietas que contengan una menor cantidad de calorías procedentes de alimentos de origen animal, especialmente de carne de rumiantes (vacas, cabras y ovejas), y que a la vez contengan los suficientes nutrientes y energía para cubrir las necesidades metabólicas.
Esto se traduce, en los países de nuestro entorno, en reducir la cantidad de calorías que ingerimos, ya que la dieta occidental se caracteriza por consumir energía de más. Reducir la carne que consumimos ayuda limitar la emisión de gases de efecto invernadero, y es perfectamente adecuada desde el punto de vista nutricional.
Es decir, si a nivel global redujésemos la ingesta de carne y aumentásemos la de fruta y verdura hasta alcanzar las recomendaciones de ingesta calórica, se estima que podríamos disminuir la emisión de gases de efecto invernadero en un 50%, y la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles (relacionada con la alimentación y el estilo de vida) en un 20%. También es fundamental reducir el desperdicio de alimentos para alcanzar este objetivo.
Ejemplo de dieta sostenible: la dieta basada en vegetales.
Ya lo dice la FAO: para tener una dieta con menos impacto ambiental, reducir el consumo de alimentos de origen animal es fun-da-men-tal.
Para ello, la mejor opción es seguir una dieta basada en vegetales. Si te estás preguntando: ¿no puedo llevar una dieta omnívora que sea sostenible?, la respuesta es sí. Mi consejo es que si una dieta saludable y sostenible te sirve, continúes por ese camino, siendo consciente de qué productos eliges para asegurarte de que sean opciones más sostenibles.
Sin embargo, dado que el consumo de alimentos de origen animal tiene un impacto particularmente alto con respecto a las dietas que evitan estos productos, una dieta vegetariana o vegana será, por definición, más sostenible. Así que te animo a que intentes reducir al máximo el consumo de alimentos de origen animal. No solo porque la producción de esos alimentos consuma más energía, sino porque la industria ganadera produce, per se, más contaminación que la simple producción agraria.
(Lo sé, la agricultura extensiva también contamina muchísimo. Ese tema lo trataré otro día).
Es muy probable que esto de las dietas vegetarianas y vegana te suene; pero por si acaso, te resumo aquí, a grandes rasgos, qué caracteriza cada dieta basada en vegetales (5):
- Vegetariana: con este término, se pueden englobar tanto las dietas que incluyen huevos, lácteos y/o miel como las que los excluyen totalmente, sobre todo en la literatura científica. Sin embargo, es mucho más común a nuestro alrededor que con dietas vegetarianas nos refiramos solamente a las que incluyen algún producto de origen animal.
- Ovolactovegetariana: incluye huevos y productos lácteos. Puede o no incluir la miel.
- Lactovegetariana: incluye lácteos, pero no huevos. Puede o no incluir la miel.
- Ovovegetariana: incluye huevos, pero no lácteos. Puede o no incluir la miel.
- Vegana: excluye huevos, lácteos y miel.
- Crudivegana: se basa en verduras, frutas, frutos secos, semillas, legumbres y germinados. Suele contener entre el 75% y el 100% de alimentos crudos.
Por lo tanto, la idea es reducir los productos de origen animal, y elegir preferiblemente alimentos locales y de temporada. Un tomate producido cerca de ti y que esté de temporada habrá recorrido menos kilómetros para llegar hasta tu plato y tendrá menos impacto ambiental que si compras en enero un mango cultivado en Sudáfrica.
Si te cuesta renunciar a esa fruta o verdura que tanto te gusta, prueba a buscarla de origen español (por ejemplo, yo dejé de comprar bananas caribeñas y me pasé al plátano de Canarias, que también tiene un impacto ambiental importante, pero menor).
¡Eso es todo por hoy! No te pierdas mis próximos artículos, en los que aprenderás valiosos consejos sobre cómo hacer tu dieta más sostenible. ¡Nos vemos!
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¿De dónde saco todo esto?
1. FAO. Transformar la alimentación y la agricultura para alcanzar los ODS – 20 acciones interconectadas para guiar a los encargados de adoptar decisiones [Internet]. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. 2018. 76 p. Available from: http://www.fao.org/3/I9900ES/i9900es.PDF
2. FAO, OMS. Sustainable healthy diets – Guiding principles. Rome; 2019.
3. Dietary guidelines advisory committee reports. Scientific report of the 2015 Dietary Guidelines Advisory Committee: advisory report to the Secretary of Health and Human Services and the Secretary of Agriculture. [Internet]. 2015. Available from: https://health.gov/sites/default/files/2019-09/Scientific-Report-of-the-2015-Dietary-Guidelines-Advisory-Committee.pdf
4. EFAD. Sustainable Health Through the Life Span: Nutrition as a Smart Investment for Europe [Internet]. 2019. Available from: http://www.efad.org/media/1832/efad-sustainable-health-through-life-span-2019.pdf
5. Melina V, Craig W, Levin S. Position of the Academy of Nutrition and Dietetics: Vegetarian Diets. J Acad Nutr Diet. 2016;116(12):1970–80.