Acabar de trabajar y arrasar con todo lo que encuentras en el frigorífico es tan desagradable como (desgraciadamente) común: el hambre emocional está más presente de lo que pensamos en nuestro día a día.

El hambre emocional está detrás de que vayas sin darte cuenta al armario de las galletas, o de que te sumerjas de cabeza, cuchara en mano, en el bote de helado cuando estás triste.

Pero, espera. ¿Cómo sé cuando estoy realmente frente a un episodio de hambre emocional?

Cómo distinguir el hambre emocional del hambre real

Parece fácil, ¿no? El hambre real se siente en el estómago, como una especie de vacío. ¿No es así? Pues no: muchas sensaciones físicas, como la sed, se pueden confundir con hambre. Así que ya no es tan fácil saber cuándo eso que sientes es hambre física.

También puede ocurrir que estés desconectada de lo que sientes: si pasas muchas horas trabajando y sin pararte a percibir la sensación de hambre, tal vez no la notes, y cuando quieras darte cuenta, podrías comerte un camión entero de donuts de chocolate.

Pero sobre todo, es muy importante entender que el hambre no es una cuestión de todo o nada, sino que va apareciendo poco a poco, conforme te vas quedando sin energía. Así, el hambre real aparece cuando las células de tu cuerpo necesitan nutrientes y puedes detectarla porque incluye algunas de estas cosas:

Así que, si aparece de pronto y no sientes las sensaciones de arriba, es muy probable que estés sintiendo hambre emocional.

Qué es realmente el hambre emocional

El hambre emocional puede aparecer por varias razones:

1. No estás comiendo lo suficiente

¡Qué dices! Pero si el hambre emocional tiene que ver con eso, con las emociones. ¿Cómo va a ser por comer poco?

Pues sí, como te lo cuento. A las células no se las engaña: si no estás dándoles toda la energía que necesitan, es muy probable que acaben tomándola por la fuerza. Por la fuerza de la sobreingesta o del atracón.

Para evitar tener estos episodios de “hambre emocional”, que en realidad no lo es, lo más importante es saber qué tiene que tener tu plato:

Si en tu plato faltan los carbohidratos porque los carbohidratos engordan, o si comes poca cantidad para evitar ganar peso, puede que lo tuyo no sea emocional; puede que sea, simplemente, hambre. Puede que el hambre emocional que sientes sea, sencillamente, que necesitas comer más para no desnutrirte.

2. Estás usando la estrategia incorrecta

La comida nos da placer, eso es indudable. Y también elimina el hambre, eso es de perogrullo. Pero no sirve para hacer desaparecer las emociones negativas, al menos no a largo plazo.

Cuando comes porque tienes hambre emocional, estás dándole a dos sucesos distintos (el hambre y la aparición de una emoción desagradable) la misma solución: comer. Ahora bien, comer es útil cuando tienes hambre real, pero no cuando tienes hambre emocional.

¿Cómo elimino el hambre emocional de mi vida?

Para eliminar el hambre emocional, practicar mindfulness es muy, muy importante, porque te sirve para:

¡Hasta aquí el artículo de hoy! Recuerda que aquí tienes mucha más información para comer más saludable, sin agobiarte ni sentir culpa