Mindful eating

Mindful eating y dieta son dos polos opuestos

El mindful eating es contrario a las dietas restrictivas, que nos dicen que para llevar una alimentación saludable existen reglas que hay que cumplir: hay “alimentos buenos” y “alimentos malos”. Los primeros se deben consumir SIEMPRE, los segundos NUNCA. Se da una importancia primordial al autocontrol y a la restricción. Salirse de estos preceptos supone que aparezcan sentimientos de incapacidad, culpa y vergüenza por no ser capaces de hacer lo que se espera que hagamos.

Esto pasa hasta a las propias nutricionistas: mi alimentación antes era bastante mala y apenas comía verdura, así que me propuse comer mejor. Dejé los dulces, el pan, los procesados y los cereales refinados. Me hice vegetariana y mi dieta era sanísima.

Pero algo iba mal. No me llenaba lo suficiente, y en seguida tenía hambre de nuevo. Me sentía débil, la comida era una fuente de estrés, y lo más preocupante: si me ponían delante algo poco sano para compartir, no podía parar de comer. Pensaba: Esta es una ocasión especial, así que voy a aprovechar, pero después no comeré esto nunca más.

Mi dieta dependía de lo que, según Internet, era bueno para . La avena sí, los cereales no. La leche desnatada sí, la entera no. Las ensaladas sí, los fritos no. Saltarme estas reglas significaba sentir muchísima culpa y vergüenza porque no estaba siendo fiel a lo que se supone que debía hacer.

Y pensarás: ¿pero no es cierto que los fritos son malos para la salud? ¿Y que los garbanzos son buenos?

Pues no necesariamente. Una dieta restrictiva que prohíbe alimentos porque los considera “malos” no es sostenible en el tiempo ni funciona para perder peso. De hecho, es muy probable que, como a mí, genere un gran malestar psicológico y ansiedad.

Una forma mucho más placentera de relacionarse con la comida.

El mindful eating expone que no hay formas correctas o incorrectas de comer, que no hay nada de moral en elegir unos alimentos u otros. Permite usar todos los sentidos para elegir alimentos que son tanto placenteros como nutritivos.

Esto es contrario a la dieta porque el mindful eating respeta nuestra sabiduría interna: la que nos dice qué necesitamos en cada momento, reconociendo las señales de hambre y saciedad, los patrones aprendidos, los pensamientos y las emociones en torno a la alimentación.

El mindful eating es por lo tanto opuesto a las dietas restrictivas, que dicen qué debes o no debes comer para tener un determinado peso o aspecto.

5 formas de practicar mindful eating

  1. Antes de empezar a comer, mira hacia tu interior y checkea cómo se siente tu cuerpo en este momento. ¿Qué emociones aparecen? ¿Qué sensaciones físicas afloran? Tal vez te des cuenta de que te sientas estresada después de todo un día de trabajo.
  2. Pregúntate cuánta hambre tienes, y ponle una nota de 0 a 10. Un hambre manejable se encuentra entre 5-7, pero un hambre superior a 8 puede ser difícil de gestionar y tal vez signifique que tu alimentación no está aportándote todo lo que necesitas en el momento adecuado.
  3. Al empezar a comer, nota qué sensaciones aparecen en tu boca, ya sean agradables o desagradables. Acéptalas sin juicio, tal cual son.
  4. Date cuenta de qué pensamientos aparecen en tu mente cuando comes y déjalos estar. Tal vez tu mente te diga que no deberías comer pan porque te hará engordar. Es totalmente normal en una cultura de dieta, simplemente continúa si crees que hacerlo te ayuda a cuidarte.
  5. Conéctate con la sensación de satisfacción que aparece tras la comida. Pregúntate: ¿he disfrutado con esta comida? ¿Cómo me ayuda a cuidarme practicar el mindful eating?