El mindfulness o atención plena es una de esas cosas que han aparecido recientemente en la cultura mainstream, pero sin la cual ya no sabemos vivir.

Qué es el mindfulness

No podemos decir que el mindfulness sea una técnica o un método; más bien podemos decir que la atención plena es una forma de ser innata de todas las personas. El mindfulness es una capacidad humana natural, que está presente desde que nacemos.

Según Jon Kabat-Zinn, creador del método Mindful-Based Stress Reduction en la Universidad de Massachusetts (ahí es nada), el mindfulness se puede definir como prestar atención de una manera especial: intencionadamente, en el momento presente y sin juzgar.

Otros investigadores definen el mindfulness como un proceso para aumentar el insight en la naturaleza de la propia mente y para descentrar la perspectiva de los pensamientos y sentimientos, de manera que pueden experimentarse en términos de subjetividad (en vez de validarlos automáticamente) y de naturaleza transitoria (en vez de permanentes).

La actitud con la que se practica el mindfulness o atención plena es igualmente importantísima. El mindfulness se basa en cinco principios:

Para qué nos sirve el mindfulness

Todo esto significa que, al practicar el mindfulness, aprendemos a relacionarnos con la mente de forma diferente:

Por ejemplo, si cuando acabas de trabajar notas una intensa presión en el pecho, una sensación de ansiedad y pensamientos como “este trabajo es horrible” o “necesito comerme ahora mismo un kilo de patatas fritas”, la práctica del mindfulness te hará darte cuenta de tres cosas:

Qué no es el mindfulness

El mindfulness no es:

Cómo empezar a practicar mindfulness

Puedes comenzar a practicar la atención plena o mindfulness en cualquier momento. Sin embargo, como toda habilidad, el mindfulness requiere práctica y puede acabar frustrándote si empiezas queriendo hacer todo de golpe.

Mi consejo es que comiences a practicar mindfulness o atención plena meditando unos pocos minutos al día. La meditación es el entrenamiento en el mindfulness: como las pesas para ganar fuerza, la meditación hace más fuerte el músculo de la atención plena.

1. Decide a qué hora meditarás cada día.

Es mucho más fácil adquirir un hábito si lo realizas todos los días a la misma hora y si lo incluyes dentro de una rutina ya establecida. Por ejemplo, puedes meditar justo después de levantarte o de tomarte el café, o justo antes de empezar a trabajar delante de tu ordenador.

2. Elige cuántos minutos pasarás meditando

Piensa que, en el mindfulness, cualquier cosa, literalmente cualquier cosa es mejor que nada. Meditar tres minutos ya es más que no hacerlo ninguno, pero incluso si solo respiras de forma consciente tres veces, estás haciendo más que si no hicieras nada.

3. Conecta con los beneficios de meditar

Es mucho más probable que adquieras un hábito si eres consciente de los beneficios que te aporta. Piensa a menudo:

¡Hasta aquí el artículo de hoy! Nos vemos en el próximo artículo para seguir aprendiendo sobre mindfulness y cómo tener una alimentación consciente, saludable y compasiva 😉